Game-changing Sleep Aid For Women Over 40
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Game-changing Sleep Aid For Women Over 40
Emma P.
Empezaba a pensar que estaba destinada a permanecer en ese estado zombi para siempre, hasta que encontré la única cosa que me ayudaría a dormir profundamente cada noche.
Ya sabes lo que dicen de las madres y de que nunca dormimos cuando nuestros hijos son pequeños. ¡Es verdad!
Pero cuando mis hijos empezaron a crecer y a ser más manejables, seguí teniendo dificultades para dormir.
Me encogía de hombros como siempre hacía con cualquier cosa que fuera sólo para mí. Es decir, soy madre. Pongo a los demás antes que a mí.
Y ese tipo de actitud podría haberme costado la vida. Podría haber dejado a mis hijos sin madre, y a mi marido afligido mientras intentaba criarlos él solo.
Había estado despierta toda la noche trabajando en una propuesta para un cliente después de una noche especialmente agitada con los niños. Dormí dos horas, si es que dormí.
Estaba más que agotada, algo que siempre había llevado como una insignia de honor.
Pero no hay honor en el agotamiento.
Mientras conducía hacia el trabajo, mi mente divagaba y, de repente, oí un claxon. Me despertó y, en el último segundo, me desvié hacia el borde de la carretera.
Al parecer, agotada, me había quedado dormida al volante. Me había desviado delante de un gran semirremolque, de ahí el estruendo del claxon. Estaba muy agitada mientras estaba allí sentada. Podría haberme matado. Podría haber hecho daño a otras personas, y todo porque no dormía lo suficiente.
My 14-year old has always had a difficult time falling asleep, and staying asleep. Since he’s had the Bonosleep, he has been falling asleep in less than 5 minutes! –Ruth B.
Mi marido sugirió que cambiáramos la ropa de cama y añadiéramos cortinas opacas.
Eso estuvo bien, pero no cambió nada en mi falta de sueño.
Probé pastillas para dormir y suplementos.
Leche caliente.
Lectura.
Lo que quieras, y te prometo que lo probé todo en nombre del sueño.
Para colmo, seguía teniendo recuerdos de aquel casi accidente. No podía evitar que mi mente se preguntara: “¿Y si…?”.
El poco sueño que conseguía nunca era reparador ni reparador. No podía más. Lo único que quería era dormir bien y, hiciera lo que hiciera, no lo conseguía.
Pero es curioso cómo funciona la vida, porque estaba en el pasillo de nutrición de mi supermercado mirando suplementos para ver si había alguno que aún no hubiera probado para conciliar el sueño.
“¿Kathy?”
Levanté la vista al oír mi nombre. No me lo podía creer. Era una antigua compañera, Cindy.
Recordaba a Cindy un poco huraña, siempre con ojeras. Ahora no tenía ese aspecto.
Me abrazó, con un envase de vitamina C entre las manos mientras me rodeaba con los brazos.
“¿Tienes tiempo para comer?”, me preguntó.
Pensé que sería estupendo ponernos al día, así que nos fuimos.
Y la verdad es que fue un placer verla. Me lo estaba pasando bien, pero estaba muy cansada. Y fue entonces cuando me preguntó: “Oye, ¿estás bien? No he podido evitar darme cuenta de que pareces agotada”.
Abrí la boca para hablar, pero no me salían las palabras. En cambio, las lágrimas se derramaron por mis mejillas. Me dio unas servilletas y me dijo que si quería hablar de lo que me pasaba, me escucharía.
No sé por qué, quizá fue el cansancio, pero solté todo el rollo. Hablé de los estragos de tener niños pequeños, de no poder dormir, de casi sufrir un horrible accidente de coche… de todo.
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Cindy escuchó cada palabra. Llegó nuestra comida y sentí como si me hubiera quitado un peso de encima. Pero lo que no sabía era que Cindy había sufrido algo parecido.
“Mi marido y yo estábamos entusiasmados porque íbamos a tener otro bebé. Entonces tuve un aborto espontáneo y sentí que quería dormir para siempre, pero no podía dormir. Lo entiendo perfectamente”, explicó.
“Y también lo intenté todo, pero sólo hubo una cosa que funcionó de verdad”.
“¿Qué fue?” le pregunté.
“Una ayuda para dormir”.
“Ah”, dije, y me costó ocultar mi decepción. Los había probado y nada había funcionado. Empezaba a pensar que nunca volvería a dormir de verdad.
“No, no, no es como las pastillas para dormir o los suplementos. Es un aparato que ayuda a dormir”, me explicó.
Me dijo que esta cosa, el BonoSleep, era algo que sostienes en la mano cuando te vas a la cama. “Y estimula tu cerebro para ayudar a conciliar el sueño”.
“Suena a ciencia ficción rara”, murmuré, sin creer que esto pudiera funcionar mientras me enseñaba la página web desde su teléfono.
Tras comprobar el producto y sus características durante unos minutos, tropecé con la sección de reseñas. Fue entonces cuando hice clic…
Cindy me convenció. El sitio web tenía una política de devolución de 90 días. ¿Qué era lo peor que podía pasar? No funcionaría como todo lo demás y lo devolvería y me devolverían el dinero.
Así que, después de comer, seguí adelante y pedí este aparato. No tenía muchas esperanzas puestas en BonoSleep. De hecho, cuando llegó, era aún más escéptica, pero estaba tan cansada de estar agotada todo el tiempo que estaba dispuesta a probar cualquier cosa.
Me preocupaban las sensaciones que crearía y que pudieran doler, pero Cindy me aseguró que no era doloroso. De hecho, ella lo describió como la sensación más relajante que jamás había tenido.
Hubo un pequeño avance, pero no como yo esperaba. De todos modos, como dice el dicho: “los avances son alegrías”; seguí yéndome a dormir con BonoSleep en la mano.
Lo que noté la primera vez fue que calmaba instantáneamente mi mente ansiosa y me ayudaba a relajarme.
Los cambios más significativos empezaron a aparecer al cabo de dos semanas de mi nueva rutina:
Esto ocurrió hace casi un año, ¡y ahora duermo como un bebé! ¡Ni siquiera oigo los ronquidos de mi marido!
Así vivía yo hace dos meses. Hoy soy una mujer que por fin duerme profundamente y de forma natural, todo gracias a este pequeño dispositivo manual. No sientes nada doloroso y te adormece.
Nunca he estado tan contenta con un producto en mi vida. He compartido mi historia para ayudar a otras personas que sufren falta de sueño. ¡Esto funciona! Tienes que probarlo… no hay riesgo, ¡así que compra ahora y ahorra!
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– Emma P.
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